Poco a poco nos vamos recuperando de la preocupación que supone el confinamiento debido al COVID-19. También siendo consecuentes con la realidad actual, debemos poner nuestro granito de arena para reactivar la economía e intentar que todo vuelva a la normalidad. Eso si, cumpliendo todas las medidas de seguridad, por nuestra propia salud y la de nuestros seres queridos. Para ello es muy importante estar asegurado, conocer al detalle los tipos de seguros y cómo se han adaptado las compañías aseguradoras. Por el contrario si no has tenido en cuenta este factor, te ayudamos a buscar el seguro que mejor se acomode a tus necesidades. Pero hay algo que tal vez olvidamos, y es que el aislamiento puede dejar secuelas que muchas veces no las notamos por nosotros mismos. Como puede ser el estrés, la ansiedad, desesperación o incluso el miedo de salir a las calles. Estos días es muy común sentirnos con alguno de estos síntomas, puesto que no es nada nueva esta manifestación también conocida como “Síndrome de la Cabaña”. Y es que, a quienes afectaba más frecuentemente, es a las personas que pudieron estar en prisión, en un hospital por mucho tiempo debido a una enfermedad o que pudieron ser víctimas de un secuestro. En nuestro caso, hemos tenido que mantener el encierro por varios meses, hemos sentido la pérdida de seres queridos o la preocupación de tener a un familiar en el hospital sin poder hacer nada.
Pero ha llegado el momento de afrontarlo, de retomar el contacto con nuestros amigos y familiares, de volver a las actividades diaras e incluso de reanudar la rutina.
¿Cómo combatir el síndrome de la cabaña?
- Lo primero que debemos hacer es conseguir un equilibrio entre los sentimientos y la realidad. Es decir, no obligarnos a a estar tranquilos, sino exteriorizar nuestros miedos y entender lo que pasa fuera. De esta forma podemos ser más conscientes y tener más objetividad para realizar las actividades diarias con máxima cautela.
- Debemos analizar las recomendaciones de salud y sobre todo las noticias que vemos. Con esto queremos decir que hay que tener cuidado con sobreexponernos a información negativa sobre el virus, puesto que alimenta la ansiedad y la desesperación.
- Este proceso puede durar varios días, asi que, debemos tomar nuestro tiempo y hacer salidas progresivas. Empezando por lugares conocidos y donde estemos seguros. Si nos lo tomamos con calma evitaremos la ansiedad.
- Mantener el contacto familiar y el círculo de amistades. La familia es el principal apoyo, puedes pedir a algún familiar de confianza que te acompañe en tus primeras salidas, de ser necesario.
- En algunas personas el aislamiento puede desencadenar un aumento de ansiedad o depresión, así que es importante pedir ayuda a un profesional que nos ayude a retomar nuestras actividades.
La "nueva" normalidad ya está aquí, así que aprovechala y vuelve a disfrutar de tu cotidianidad. Recuerda lo que te gustaba hacer, dónde te gustaba ir. Respira hondo y sal a la calle.
¡Arriba esos ánimos!