¿De dónde la energía que consumo?

Hoy en día estamos tan acostumbrados a que con solo darle a un interruptor se encienda la luz, que olvidamos lo sorprendente que esto hubiese sido para nuestros antepasados. La electricidad es una maravillosa reacción física que, durante la mayor parte de la historia de la humanidad, hemos atribuido únicamente a los dioses.  Pero, nuestra sociedad y nuestro estilo de vida dependen de este milagro moderno. Actualmente, este fenómeno que parecía magia, es el que  ilumina nuestras casas, posibilita nuestras comunicaciones y nos transporta de un lado a otro. Tenemos la electricidad tan interiorizada en nuestra rutina, que pocas veces nos paramos a pensar en qué es lo que sucede al presionar ese interruptor. Puede parecer sencillo, pero no lo es.

En este guía:

¿Cómo funciona exactamente?

La electricidad es el resultado de la energía liberada por el movimiento de electrones con cargas positivas y negativas al interior de un material conductor. El cobre es el material conductor más utilizado, pero no es el único; se puede usar agua, acero y hasta un globo inflado para canalizar y transportar electricidad. La cadena de producción eléctrica moderna está compuesta de cuatro pasos: Generación, transmisión, distribución y comercialización de energía. Es un viaje que  abarca miles de kilómetros, recorridos casi a la misma velocidad que la luz. La electricidad para uso doméstico es producida en centrales eléctricas. Estas canalizan el poder de la naturaleza y lo utilizan para mover turbinas que producen fricción, que a su vez se transforma en energía eléctrica. ¿Recuerdas ese experimento del colegio en el que frotabas un globo contra tu cabeza para ponerte los pelos de punta? Bueno, es algo similar.

Energías Renovables vs. No Renovables

Renovables

En los últimos años ha incrementado la preocupación sobre la manera en la que generamos nuestra energía, por lo que muchas empresas han dejado atrás los hidrocarburos como fuente de energía, y han comenzado a utilizar  otras fuentes renovables. Las energías renovables son aquellas que cosechan la energía natural del planeta para, tras un proceso mecánico, transformarla en energía eléctrica utilizable. Son formas nuevas de generar energía, y sin duda, el futuro. En el campo de las energías renovables, hay varios tipos de centrales de generación de energía. En España son muy comunes los campos eólicos, que utilizan la fuerza del  viento para mover hélices que generan fricción. Si has viajado por el país, seguro has visto junto a la carretera una serie de molinos gigantescos donde giran unas aspas enormes y largas.

Por otro lado tenemos las centrales hidroeléctricas, entre las más imponentes. Estas aprovechan las caídas naturales de agua para mover unas turbinas que a su vez generan energía. Son grandes obras de ingeniería, construidas para resistir la presión incesante del agua durante varios años. ¿Sabías que la central hidroeléctrica “Hoover”, en los Estados Unidos sea probablemente la obra de ingeniería humana que más tiempo perdure en el futuro?

Otra forma de generar energía es transformar el agua en vapor, como es el caso de las centrales geotérmicas, que utilizan géiseres (fuentes naturales de vapor) para mover las turbinas.

¿Y el sol, la gran fuente de energía en nuestro planeta? Sin él, la vida no sería posible, entonces ¿por qué no usarlo como batería eléctrica para el funcionamiento de nuestra sociedad? Las centrales solares se dividen en dos tipos, las termo solares que utilizan el calor para evaporar agua que a su vez mueve una turbina; y las centrales fotovoltaicas, que son más complejas. Si alguna vez te has cruzado con lo que parecía un campo de espejos, ya has visto uno. Esos “espejos” son en realidad celdas fotovoltaicas que transforman la luz del sol en energía eléctrica. Cuando la luz del sol impacta sobre celdas, sucede un movimiento de electrones que se canalizan para conseguir energía eléctrica. Es una gran forma de tener electricidad en lugares de difícil acceso. Hay muchos pueblos y ciudades que, por ejemplo, conectan células fotovoltaicas a sus calentadores de agua.

No Renovables

Por otro lado, las energías no renovables como el carbón, el gas natural, y el petróleo están en creciente desuso. Esto se debe principalmente a que sus existencias no pueden reponerse y a sus niveles de contaminación.

La lógica detrás de estas formas de generar energía es la misma que con las renovables: mover turbinas y producir electricidad a través de la fricción. La diferencia radica en el combustible que se utiliza. Generalmente se quema carbón, gas natural o petróleo para calentar el agua que mueve las turbinas. Son sistemas antiguos, pero que en su momento fueron revolucionarios. El motor a vapor, el gran invento de la revolución industrial, usaba  carbón para calentar el agua y generar vapor que luego era el responsable de mover diferentes mecanismos. Sin embargo, el monóxido de carbono, liberado por la quema de combustibles fósiles, no tardó en generarnos problemas.

Hoy, ese mismo principio se ve reflejado en las centrales nucleares, que si bien no generan dióxido de carbono como la quema de hidrocarburos, el riesgo contaminante que existe ante un posible accidente juegan en su contra. Por otra parte, las plantas atómicas utilizan uranio, un mineral natural muy raro y reactivo, que se calienta a temperaturas casi inimaginables. Ese uranio se sumerge en agua que se transforma en vapor y mueve grandes turbinas que generan fricción y electricidad. Es una manera muy compleja y eficiente de generar energía, que lamentablemente presenta un gran riesgo y peligro. ¿Te suenan los nombres de Chernobyl y Fukushima?

Bueno, tenemos electricidad… ¿y ahora qué?

Técnicamente aún no hemos generado electricidad. Al mover las turbinas se genera energía cinética que luego se tiene que transformar en energía eléctrica. Esto se hace mediante transformadores que recogen la energía, la canalizan y la transforman en corrientes manejables. Si nos saltásemos este proceso, al encender el interruptor, lo más probable es que estallase tu bombilla. La energía se transforma y se guarda, para luego distribuirla. De esto se encarga la empresa distribuidora.

En realidad no puedes elegir tu empresa distribuidora, ya que depende de la infraestructura disponible, es decir, el mapa ya está dividido. Lo que sí puedes elegir, es la empresa comercializadora. Estas empresas son las que hacen llegar la energía a tu casa, y te cobran por ello. ¿Cuánto? Eso depende de tu tarifa. En España el mercado energético es libre, por lo que la oferta y competencia son amplias. ¿Cómo elegir entonces la mejor tarifa? Te recomendamos que pruebes nuestro comparador de tarifas. Entra en moneyexpert.com/es o haz click aquí y en menos de 5 minutos podrás acceder a todas las ofertas del mercado y así ver cual es la que mejor se ajusta a tus necesidades y a tu bolsillo.

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